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Esto es, no son los hijos de la carne los que son hijos de Dios(A), sino que los hijos de la promesa son considerados como descendientes[a](B).

Porque la palabra de promesa es esta: «Por este tiempo volveré, y Sara tendrá un hijo(C)». 10 Y no solo esto(D), sino que también Rebeca concibió mellizos de uno, nuestro padre Isaac(E).

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Footnotes

  1. Romanos 9:8 Lit. simiente.